Descripción
«Cuando Carlos salió del cuarto me acerqué a la cama, me senté a su lado y me incliné sobre él: sus ojos suplicantes se cruzaron con los míos por última vez. ¿Qué me quería decir? ¿Qué lo ayudara a vivir? ¿O que lo ayudara a morir? A vivir, por supuesto, él nunca quiso morirse». Metáfora de la muerte, conciliábulo de espectros y fantasmas. El desbarrancadero cuenta el fin de una casa en medio de un país que se desmorona. Si no la vida del autor, por lo menos sus libros desembocan con esta obra desolada y conmovedora en el inexorable final.
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